miércoles

Debo escribir (sobre Chile) y hace mucho tiempo que no escribo, me suena a que ya no se escribir, pero recuerdo que escribía… no solo escribía, escribía todo el tiempo! Qué pasó en el camino?
En algún punto ya no había tiempo para escribir, o se hizo un sin sentido el escribir, pero aquí están las palabras dentro mío, y las ideas me sobran, entonces se convierte en algo estimulante, en un nuevo desafío, ademas de un cambio, porque lo mío hoy por hoy, son las imágenes y los sonidos; lo que le llaman: audiovisual. Quizá no es mala idea comenzar por presentarme, para que sepan quien soy, quien escribe desde Chile, mes a mes para lavioleta.se …
Soy Sonia Marotta Duhalde, hija de Horacio Marotta y Diana Duhalde, ex miristas, torturados, presos y exiliados. Ahí nací yo, en el exilio, en Estocolmo, en Sollentuna más específicamente, pero de ese lugar no recuerdo nada, mis recuerdos empiezan en Tensta. Un lugar lleno de edificios iguales los unos a los otros lleno de extranjeros. Ahí me crié, entre turcos, gitanos finlandeses, iranies, irakies, argentinos, uruguayos, en total165 países diferentes, demasiados lugares como para enumerarlos, pero si quiero mencionar a los chilenos, porque habían muchos chilenos. Y hablaban extraño y se comportaban extraño, para mi hija de miristas exiliados. Luego de varias vueltas por los orígenes y las familias en diferentes partes del mundo, llegué a Chile, donde estaba repleto de chilenos extraños, ni se imaginan, era el meollo mismo del chilenísmo exacerbado… y aquí sigo, en Chile y me sigue pareciendo extrañísimo. Es todo complejo y difícil acá, uno se conforma pensando que así debe ser en todos lados, y si hay lugares en que todo es mejor, pues está lleno de países en que todo es mucho peor. No? Africa por ejemplo, eso por allá es del terror dicen, lee una. Aquí los mejores negocios son desde luego la salud y la educación. Hay sistemas públicos, incluso puedes ser atendido como indigente, todo gratis! pero no te atienden nunca, o te dan una hora para dos años más, y si tienes cáncer, te mandan para la casa, nadie va a invertir ni un peso en ti; a mi me tocó parir como indigente, algún día quizá les pueda contar esa historia, pero por ahora solo creanme, no fue una buena experiencia. También hay educación (escolar) pública, es un tema que da para largo, por ahora solo diré que es de la peor calidad posible, y si quieres ir a la universidad, debes pagar.
Porqué estamos aquí? en este país conejillo de indias del neoliberalismo, que nos estruja mes a mes?
Pues hay muchos que se van, sinceramente, en mi generación quedaron pocos, muchos se fueron, no aguantaron, no resistieron y muchos más se están marchando. mientras se llena (finalmente) de migrantes que vienen a ganar los 400 dolares de sueldo mínimo, mientras viven en unas habitaciones paupérrimas hacinados en los departamentos del centro de la capital, muchos chilenos y chilenas se van. Se van en busca de algo mejor, y la mayoría lo encuentra, y se quedan, y no vuelven más. Pero luego de un tiempo quieren venir, y cuando vienen una vez quieren venir más seguido, y vienen cada vez que pueden, porque algo hay aquí. Algo que hace que uno vuelva, algo que te atrapa, entre la cordillera, el humo y el mar, entre el frío húmedo y el calor seco, entre huachacas, flaites y cuicos, nos quedamos, insistimos. Marchamos, alegamos, queremos otra cosa para nuestros hijos e hijas, pero acá.
Será que cuando una nace apatrida y sin familia, una quiere pertenecer, ser de un lugar?
Quiero que mi hija crezca cerca de su familia, en familia, perteneciendo, siendo una Chilena atípica, eso seguro, porque aquí somos todos raros, pero Santiaguina, Chilena, Latino Americana, ojalá siempre viajando conociendo, ojalá siempre volviendo.

Santiago Centro, Chile, 13 de mayo 2014